miércoles, 3 de abril de 2013

Blood in the Water - Hungría vs. URSS (JJOO Melbourne 1956)


The “Blood in the Water” match, como lo acabaría bautizando la prensa, pasa por ser el partido de waterpolo más famoso de la historia. Esto no se debe tanto a la importancia del choque en sí, que enfrentaba a unas de las mejores potencias de este deporte en ese momento, sino por el simbolismo del mismo en el contexto histórico en el que sucedió.

Estatua de Stalin derribada durante la Revolución Húngara
El partido enfrentó a la selección húngara contra la URSS en los Juegos Olímpicos de 1956, en Melbourne, con el transfondo de la Revolución Húngara. El 23 de octubre de ese mismo año una pequeña manifestación de estudiantes de la Universidad de Tecnología y Economía de Budapest se había convertido en un auténtico levantamiento contra el gobierno de Budapest, bajo el control de la Unión Soviética. Durante varios días pareció que Hungría podría librarse del control de la URSS. Sin embargo, el 1 de noviembre los tanques soviéticos comenzaron a moverse en Hungría, y pronto gracias a una cruenta estrategia armada combinada de ataques aéreos, bombardeos de artillería y acciones coordinadas de tanques e infantería, consiguieron sofocar el levantamiento.

Durante el levantamiento la selección húngara se encontraba concentrada en un enclave montañoso cercano a Budapest preparándose para la cita olímpica. Desde allí pudieron escuchar los sonidos de artillería y de los bombardeos que estaba sufriendo la ciudad, sin saber muy bien el estado de la situación. Para evitar verse envueltos en el conflicto se decidió trasladarlos fuera del país, para desde allí viajar posteriormente a Melbourne, donde se enterarían de la verdadera gravedad de los hechos ocurridos.

Ahora para el cuadro húngaro el ganar el titulo olímpico significaba una pequeña forma de restaurar algo del orgullo patrio, cosa que tomaría aún mas simbolismo cuando habiendo llegado a la semifinal, el contrincante sería la propia URSS. Por otro lado, en el marco deportivo, había una sensación de expolio deportivo, ya que las tácticas y métodos que habían encumbrado a la selección húngara fueron copiados por sus invasores soviéticos.

La semifinal se celebró ante una multitud animada por exiliados húngaros, además la comunidad internacional era consciente de la brutalidad de la respuesta soviética al levantamiento por lo que apoyaba abiertamente a la selección húngara.

El partido comenzó caliente desde el principio, muy físico, con intercambio de patadas y puñetazos. Los húngaros que desde pequeños habían sido obligados a aprender ruso, utilizaron este hecho para insultar e increpar a los soviéticos en su propio idioma como táctica de desestabilización, lo que solo consiguió caldear más el ambiente. El combinado húngaro era claramente superior y llegados los minutos finales dominaba claramente en el marcador con un contundente 4-0. 

El jugador estrella Ervin Zádor había marcado dos goles para la alegría de la multitud, lo que acabo por sacar de quicio a su marcador, Valentin Prokopov. Aprovechando las quejas de Zádor al árbitro, por no utilizar el silbato tanto como debiera, Prokopov fuera de sí le propinó un golpe que le causó una gran brecha. En esos momento el choque casi tocaba a su fin, y a falta de poco menos de dos minutos, Zádor tuvo que salir del agua para ser atendido por la gran cantidad de sangre que emanaba de su ojo. Zádor sabía, para su desesperación, que no podría jugar la final que tanto deseaba.

La multitud, con gran presencia de húngaros, entró en cólera tras ver la violencia de la acción y obligó a la policía australiana a intervenir ante los intentos de invadir la zona de banquillos. El equipo soviético tuvo que ser escoltado hasta los vestuarios y el partido finalmente tuvo que ser suspendido a falta de un minuto con la victoria de Hungría por 4 goles a 0.

Las imágenes de Zádor con el ojo bañado en sangre recorrieron el mundo entero y fueron utilizadas como propaganda política en contra del comunismo por los países del eje capitalista, llevando a exageraciones tales como: the “Blood in the water Match”, “Blood Bath of Melbourne” o que decir que el agua se volvió roja.

Con todo este ambiente de euforia nacional el equipo húngaro se presentó a la final contra la potente Yugoslavia y acabo ganando el partido con un 2-1, proclamándose finalmente campeona olímpica.  En la ceremonia de medallas el mismísimo Zádor rompió a llorar, esta vez sus ojos se bañaron en lágrimas. “Lloraba por Hungría porque sabía que no volvería a casa” declaró.

Tras los juegos más de la mitad de la delegación húngara pidió exilio político, entre ellos Zádor, para no regresar a la Hungría ocupada.

En 2006 para el 50 aniversario de la Revolución Húngara se estrenó “Freedom’s Fury”, un documental que cuenta estos hechos. La película es narrada por Mark Spitz y además reúne a los supervivientes de dicho partido. En ella participaron Quentin Tarantino y Lucy Liu como co-productores ejecutivos, ya que en palabras del propio Tarantino: “Es la mejor historia que jamás me han contado”.

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